Se atribuye esta frase: “El genio es un 1 %
inspiración y 99 % transpiración a
THOMAS ALVA EDISON, 1847-1931, inventor e industrial estadounidense. De jóven
trabajó como comercial y su actitud se caracterizaba por acudir a la biblioteca
pública y leer bastantes libros.
El caso es que después de leer los libros de
ciencias desarrollaba los experimientos que en ellos se explicaban. Los
experimentos, pruebas y ensayos le llevaron a la afición de inventor, y
enseguida se fue profesionalizando.
THOMAS ALVA EDISON a los dieciéis años salvó a
un niño de las vías del tren, hecho que le costó quedarse sordo puesto que lo
cogieron de las orejas en tal vicisitud (otras versiones cuentan que fue por
una enfermedad llamada escarlatina). A
raíz de este infortunio aprendió telegrafía, las telecomunicaciones de la
época.
EDISON es uno de los inventores más
importantes del siglo XIX, con más de mil patentes.
Poco después de cumplir veintiún años pudo
hacerse con la obra del científico británico Michael Faraday Experimental
Researches in Electricity, cuya lectura le influyó muy positivamente. (Antes no era tan fácil como ahora obtener información ni tampoco se conocía la enfermedad de la "infoxicación" -exceso de información). FARADAY
le proporcionó a EDISON el método para canalizar todo su genio inventivo. Se hizo más ordenado y disciplinado, y
desde entonces adquirió la costumbre de llevar encima un cuaderno de notas,
siempre a punto para apuntar cualquier idea o hecho que reclamara su atención.
Convencido de que su meta profesional era la
invención, Edison abandonó el puesto de trabajo que ocupaba y decidió hacerse
inventor autónomo, registrando su primera patente en 1868. Se trataba de un
contador eléctrico de votos que ofreció al Congreso, pero los miembros de la
cámara calificaron el aparato de superfluo. Jamás olvidó el inventor
estadounidense esta lección: un invento,
por encima de todo, debía ser necesario.
Sin un real en el bolsillo, Edison llegó a Nueva York en 1869. Un
amigo le proporcionó alojamiento en los sótanos de la Gold Indicator Co.,
oficina que transmitía telegráficamente a sus abonados las cotizaciones de la
bolsa neoyorquina. Al poco de su
llegada, el aparato transmisor se averió, lo que provocó no poco revuelo, y él
se ofreció voluntariamente a repararlo, lográndolo con asombrosa facilidad. En
recompensa, se le confió el mantenimiento técnico de todos los servicios de la
compañía.
Pero como no le interesaban los empleos sedentarios, aprovechó la
primera ocasión que se le presentó para trabajar de nuevo por su cuenta. Muy pronto recibió un encargo de la Western
Union, la más importante compañía telegráfica de entonces. Se le instaba a
construir una impresora efectiva de la cotización de valores en bolsa. Su
respuesta a este reto fue su primer gran invento: el Edison Universal Stock
Printer.
Su mayor contribución en el telégrafo fue el sistema cuádruple,
que permitía transmitir cuatro mensajes telegráficos simultáneamente por una
misma línea, dos en un sentido y dos en otro.
Era habitual en Edison que un trabajo le
llevase a otro, y el caso anterior no fue una excepción. Mientras trataba de
perfeccionar el teléfono de Bell observó un hecho que se apresuró a describir
en su cuaderno de notas: «Acabo de hacer una experiencia con un diafragma que
tiene una punta embotada apoyada sobre un papel de parafina que se mueve
rápidamente. Las vibraciones de la voz humana quedan impresas limpiamente, y no
hay duda alguna que podré recoger y reproducir automáticamente cualquier sonido
audible cuando me ponga a trabajar en ello».
Liberado, pues, del teléfono, había llegado el
momento de ocuparse del asunto. Un
cilindro, un diafragma, una aguja y otros útiles menores le bastaron para
construir en menos de un año el fonógrafo, el más original de sus inventos, un
aparato que reunía bajo un mismo principio la grabación y la reproducción
sonora.
Frases célebres de THOMAS ALVA
EDISON:
Las personas no son recordadas por el número
de veces que fracasan, sino por el número de veces que tienen éxito.
Que algo no funcione como tú esperabas no
quiere decir que sea inútil.
Una experiencia nunca es un fracaso, pues
siempre viene a demostrar algo.
No he fracasado. He encontrado 10000
soluciones que no funcionan.
Quien no se resuelve a cultivar el hábito de
pensar, se pierde el mayor placer de la vida.
Toda persona debe decidir una vez en su vida
si se lanza a triunfar, arriesgándolo todo, o si se sienta a ver el paso de los
triunfadores.
El genio es un uno por ciento de inspiración y
un noventa y nueve por ciento transpiración.
En pleno siglo XX todavía siguen teniendo validez las aportaciones a la sociedad de este gran inventor, industrial y físico. Sin trabajo intenso resulta imposible encontrar "genio" en las ideas. Pensar es clave para entrenar la mente y aportar soluciones de valor. El método de ensayo y de prueba-error es un camino hacia la consecución de los objetivos. Destacan en EDISON: proactividad, comenzar con un fin in mente y primero lo primero.
Apreciamos también en EDISON los criterios de: MEDICIÓN , ANÁLISIS y MEJORA.
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