viernes, 9 de julio de 2010

Reflexiones sobre el análisis de un sistema de innovación. Autora: Adelaida de la Calle

Hoy, la Universidad es considerada como una de las instituciones mejor preparadas para afrontar los retos de la sociedad del futuro y, sobre todo, es reconocida como un pilar fundamental del nuevo modelo productivo que se articula en torno al conocimiento, la tecnología y la innovación.

En el nuevo modelo económico, basado en el conocimiento, las instituciones de educación superior desempeñan un papel fundamental, produciendo, transmitiendo y difundiendo el conocimiento a la sociedad, generando nuevas ideas, formando al personal científico y técnico, y transfiriendo los resultados de la investigación al tejido productivo para solucionar los problemas y para hacer avanzar a la sociedad.

Un sistema de innovación está integrado por cuatro agentes principales: el tejido empresarial, los recursos de I+D, las actuaciones públicas y el entorno socio-económico (ver figura 1).
Figura 1. Los componentes del sistema de innovación
Por lo que respecta, en primer lugar, al tejido empresarial, las innovaciones se convierten en productos comerciales, y su grado de innovación depende del porcentaje de empresas innovadoras, de su esfuerzo en I+D, de la cultura innovadora y de la especialización sectorial. También afectan a la innovación empresarial factores tales como la rivalidad interna, la apertura del mercado, el nivel de internacionalización y la existencia de clientes sofisticados y exigentes.
En cuanto a los recursos de I+D, que integran el segundo agente del sistema de innovación, constituyen toda la infraestructura de apoyo a la innovación empresarial. En ésta están integrados los recursos humanos y materiales para la I+D, los expertos en tecnologías, las soluciones a los problemas técnicos y de gestión, la información o  los servicios de naturaleza tecnológica.

El entorno socio-económico, como cuarto eje del sistema de innovación, influye de forma indirecta sobre la capacidad tecnológica del tejido empresarial. El sistema educativo y las cualidades del capital humano influyen sobre el número de personas cualificadas que se puedan dedicar a la producción de nuevas tecnologías. De hecho, la educación en sí misma constituye un mecanismo eficaz de transferencia de tecnología.
Otro de los factores que influyen en un sistema de innovación es la transferencia. La transferencia consiste en la acción de difundir la innovación entre todos los elementos del sistema. Para desarrollar todas sus potencialidades sería conveniente adoptar un modelo lineal de transferencia, en el cual la investigación básica se convierta en innovación,  a través de dos pasos intermedios: la conversión de investigación básica en investigación aplicada, y la transformación de esta última en tecnología. De este modo, se denomina proceso de transferencia a la conversión de resultados de la investigación aplicada en una tecnología.
Cuando se produce esta transferencia se introduce una nueva tecnología que genera una innovación tecnológica y, un suma, un desarrollo tecnológico.
Cuando la nueva tecnología se introduce en el mercado es cuando realmente se puede hablar de innovación.
A pesar de todo lo cual, ésta no es una tarea fácil, sobre todo, porque los actores implicados se encuentran en dos mundos que hablan lenguajes distintos y poseen intereses diversos.

Por otro lado, hay que tener en cuenta que la innovación mal entendida puede acarrear una serie de peligros. En concreto, se pueden confundir las demandas sociales con los intereses empresariales y que realmente no lleguen a la sociedad conocimientos, productos o servicios que no se consideren rentables. En definitiva, se debe evitar considerar a la Universidad como un elemento más del producto interior bruto de un país.


Se puede empezar con la implantación de un modelo de Universidad moderna. Una Universidad que incluya entre sus funciones básicas: la formación, la investigación y la transferencia de resultados a la sociedad. Estos fines institucionales se encuentran imbricados entre sí y, de forma conjunta e inseparable, proporcionan a la sociedad pensamiento y nuevos conocimientos que se transforman tanto en el desarrollo personal de sus ciudadanos como en la creación de nuevas empresas.
En definitiva, es importante consolidar la idea de que la Universidad debe proporcionar a la sociedad igualdad de oportunidades, cohesión social, progreso, crecimiento y bienestar.
Figura 3. La cadena de la innovación
De acuerdo con todo esto, la Universidad, el tejido empresarial y el mercado conforman la denominada cadena de la innovación, tal y como se describe en la figura 3. En ella, la Universidad actúa como generadora de ciencia que produce resultados de la investigación, encaminados a producir nuevas innovaciones científicas, o bien a ser transferidas al tejido productivo para convertirse en tecnología.

Toda la cadena de la innovación se ve alterada debido a que carece de mecanismos de realimentación apropiados entre las universidades y las empresas, con objeto de conocer las ofertas de la primera y las demandas de la segunda. Para ello, se deben articular diversos mecanismos que actúen de puente entre la Universidad y el sistema socioeconómico.

Por otro lado, el desarrollo de un sistema de pre-incubación e incubación de empresas, las denominadas “spin-off universitarias” junto con una promoción de la cultura del emprendimiento pueden ayudar, también, a complementar los mecanismos existentes de transferencia de tecnología.

Las medidas concretas que se plantean y que pueden ponderarse en mayor o menor medida, en función de la situación particular de cada país o región, son las siguientes:
1.    Establecer un sistema de titulaciones universitarias que posean un carácter lo más homogéneo posible, que abarque la mayor territorialidad y que posea un carácter transnacional. Asimismo, tiene que ser flexible para que se adapte a las necesidades concretas de las demandas sociales.
2.    Diseñar un sistema de indicadores que pueda ser utilizado para realizar la diagnosis del sistema de innovación y que será la base para el diseño de estrategias que ayuden a paliar las disfunciones existentes.
3.    Potenciar las estructuras de transferencia de tecnologías en el seno de las universidades, que se encargarán de la identificación de los resultados de la investigación, de propiciar su transferencia al mercado y de establecer acuerdos de colaboración entre la Universidad y la Empresa.
4.    Actuar sobre la cultura del emprendimiento y la protección de la propiedad intelectual e industrial, dirigida a toda la comunidad universitaria. Esta acción, debe complementarse con un sistema de incubación de “spin-off universitarias”, que se fundamentarán en conocimiento protegido.
5.    Potenciar las redes de transferencia de tecnología entre universidades con el objeto del intercambio de buenas prácticas, como con instituciones o empresas de otros ámbitos para establecer círculos de innovación.
6.    Establecer mecanismos de divulgación científica de la ciencia que se produce en las universidades. El objetivo es que esta promoción de la ciencia llegue al público en general para que la universidad sea considerada y valorada en la sociedad.
7.    Propiciar la creación de Centros Tecnológicos en conexión con las universidades, que ayuden tanto a identificar las necesidades de las empresas de un mismo sector, como a resolver sus problemas más tecnológicos.
8.    Establecer medidas concretas de transferencia de tecnología orientada al desarrollo de las regiones menos favorecidas. Se trata de exportar tecnologías útiles a zonas deprimidas para favorecer el aumento del bienestar social.
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